Llevaba tiempo detrás de hacer un post sobre cine y abanicos. Pinterest, blogs de cine y moda, han sido mis aliados. Cualquier momento era bueno para encontrar una joyita que me llevaba a otra y a otra. Después de meses de búsqueda, he recopilado mogollón de material, que me ha dado para hacer unas cuantas entradas en el blog. Espero que disfruten y anoten algunas pelis para ver esta navidad. No tienen desperdicio.
Con ustedes abanicos de cine. Primera parte. 1919-1940.
El abanico es un arma de seducción, de misterio, ha sido y es, un atrezzo imprescindible en películas de época, un complemento femenino que ha estado presente en la historia del cine desde casi sus inicios. He seleccionado una serie de fotogramas donde el abanico brilla con luz propia, otorga presencia y personalidad a la actriz que lo acompaña. Los hay de todos los estilos; con pedrería, de gasa, de marfil o nácar, diseños exclusivos y joyas de anticuario.
Este recorrido comienza con Gloria Swanson, una de las reinas del cine mudo, en Macho y Hembra, 1919. Esta producción de la Paramount, fue dirigida por Cecil. B DeMille. La peli narra la historia de un lord y su esposa, que deciden hacer un crucero de placer en el yate de un amigo, acompañados del mayordomo y la doncella. Desgraciadamente naufragan. A partir de aquí, la convivencia forzada en una isla desierta contribuye a que las barreras de clase social desaparezcan, y las personas se dan a conocer tal y como son. Vamos, lo mejor de cada casa revueltos en una isla.
Lillian Gish en Lirios Rotos. 1919. Personalmente, esta peli me da miedo, para que os voy a engañar, la escena del armario me recuerda al resplandor. Esto es cine mudo y de los buenos.
Pola Negri en La bailarina española. 1920.
Lillian and Dorothy Gish en Las dos huérfanas. 1921. Eran las hermanas Olsen de principios de siglo.
Gloria Swanson con un espectacular abanico-joya en El gran momento. 1921.
May Mcavoy y Bert Lytell en El abanico de la señora Windermere de la novela Oscar Wilde. 1925. Pincha aquí para ver al completo la película.
Marion Davies en Beberly de Grautark. 1928.
La española Rachel Meller en Carmen. 1926.
Thelma Todd en The gay defender traducida aquí en España como Joaquín Murrieta. Casi ná. 1927. Esta actriz murió muy joven y en extrañas circunstancias, tal vez no eligió muy bien sus amistades… o sus amantes.
Dolores Costello en el Corazón de Maryland. 1927.
Gloria Swanson en El Amor de Sonia. 1927.
Jacqueline Logan en Una gloriosa nación, una producción de la Paramount de 1928.
Jetta Goundal en La melodía del amor. 1929. Karl, un diplomático alemán afincado en París, descubre que su prometida, Diane, le ha estado engañando (papel encarnado por Jetta). Le dice que preferiría casarse con una «chica de la calle» antes que con ella. Diane, en pleno ataque de ira, decide contratar una bailarina española de mala reputación, para convertirla en una chica refinada y concertar una cita con Karl, para pillarlo con las manos en la masa… ¡ains, qué pillina!
La enigmática Louise Brooks en La caja de Pandora. 1929. «En los tiempos gloriosos del cine mudo una actriz brilló con luz propia, creó tendencias estéticas y escandalizó con sus papeles. Louise Brooks fue una de las estrellas del cine mudo que se negó a adaptarse al cine sonoro cuando este invadió los platos de Hollywood en los cincuenta». Fue musa de Jean-Luc Godard, y de otros intelectuales como: Henri Langlois, Ado Kiroun o Lotte Eisner, quienes la convirtieron en una actriz de culto, treinta años después de que rodara su última película. Todo surgió al ver unas antiguas copias de las películas rodadas en Europa, a finales de los veinte, bajo la dirección de Pabst: La caja de Pandora y Tres páginas de un diario.
Norman Shearer en Seamos alegres. 1930.
Billie Dove en La rubia de Follies. 1932.
La inigualable Marlene Dietrich en El expreso de Shanghai. 1932.
Marlene Dietrich en La Venus rubia. Un melodrama apasionado de 1932.
Myrna Loy en la máscara de Fhu man Chú. 1932.
Patricia Hillard en La vida privada de Don Juan. 1934.
Olivia de Havilland y Vearre Deasdale en Sueño de una noche de verano. 1935.
Marlene Dietricht en El diablo es una mujer. 1935. De nuevo a la órdenes de Sternberg, quien la consideró su musa, basada en el argumento de una novela de Pierre Loti: La femme et le Pantin.
La elegantísima Greta Garbo en Camille. 1936.
Olivia de Havilland es un amor, y aquí presume de abanico en La carga de la brigada ligera. 1936.
Norma Shearer en una espectacular Maria Antonieta. 1938. El vestuario y el atrezzo de esta película es una joya, no se respira pobreza en ningún momento.
La impecable Loretta Young en Suez. 1938.
Merle Oberon como Catherine en Cumbres borrascosas. 1939.
Olivia de Havilland en Lo que el viento se llevó. 1939.
Fuentes consultadas:
Pinterest, IMDb, Blog mujeres en la historia, FilmAffinity, Blog Pasión por el cine clásico.
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Y hasta aquí la primera parte de Very fan: abanicos de cine. No dejes de seguir las aventuras y desventuras de esta pobre abaniquera en Facebook, Instagram y Pinterest.
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