Wong Liu Tsong nació en 1905 en Flower Street (Los Ángeles), un lugar bastante apropiado para una chica cuyo nombre cantonés significaba «sauce amarillo helado». Sin embargo, fue llamada Anna May Wong desde pequeña por sus padres para que se adaptase mejor al país en el que vivían, era la «Dama Dragón» de Hollywood.
Wong era una chica nacida en California que pasó su juventud ayudando en la lavandería de sus padres, trabajando como secretaria y haciendo pequeños cameos como actriz, siempre a escondidas de sus padres.
Un día no tuvo más remedio que desvelar su secreto cuando un director le ofreció un papel en «Bits of Life» (1921). Tuvieron que pasar unos cuantos años hasta que comenzó a jugar en la liga de las estrellas de Hollywood. James Wang, otro asiático americano, uno de los pocos que habían destacado en Hollywood, vio la interpretación de la joven Wong y habló sobre ella dedicándole unas palabras:
«No hay ninguna razón por la que no deberías dedicarte a esto si estás dispuesta a trabajar duro»
Anna May Wong protagonizó la primera película en Technicolor, «The Toll of the Sea» en 1922, y en «The Thief of Bagdad», junto al galán de la época Douglas Fairbanks. Fue la primera actriz asiática en conseguirlo, ya que hasta entonces eran actrices caucasianas las que, convenientemente maquilladas, hacían papeles protagonistas de asiáticas. Incluso subió al escenario, actuando en obras de teatro y espectáculos de cabaret en Estados Unidos y Europa, que incluía canciones hasta en siete idiomas.
La «NY Mayfair Mannequin Society» incluso la votó como «La mejor mujer vestida del mundo». Y es que Wong tenía clase…
Fue sin duda una inspiración para las mujeres asiático americanas. Los directores reconocieron su talento, pero constantemente la encasillaron como una mujer tímida y extranjera. Ella era californiana con pleno derecho, en una familia que llevaba tres generaciones viviendo en EEUU. Recibió críticas, especialmente de la comunidad asiática estadounidense, por sus vestimenta china- no tan- tradicional. Aparecía en multitud de eventos y estrenos con kimonos bellamente decorados pero con un toque occidental que se salían de la tradición.
Y aquí es donde surge la pregunta: ¿era una mujer perpetuando estereotipos o trabajando dentro de un sistema racista para aplastarlos?
La respuesta es engañosa: «Si bien no es su culpa que los estadounidenses blancos fueran tan racistas, ella sí desempeñó un papel al aceptar estos papeles en lugar de desafiarlos», explica la escritora de origen asiático Ayesha Sharman. «Es probable que acepte estos roles por el hecho de que sus ideas sobre China fueron construidas en parte por la representación de los medios estadounidenses «.
En otras palabras, ella fue el mismo tiempo una pionera pero también una víctima de su tiempo.
En 1882, el Congreso aprobó la Ley de Exclusión de los Chinos, la cual fue firmada por el entonces presidente de Estados Unidos, Chester A. Arthur. La ley suspendió la inmigración de trabajadores chinos (cualificados y no cualificados y los empleados en la minería) por un periodo de 10 años. Wong tenía pendientes algunas películas con algunos estudios de Los Angeles, que se negaron a firmarlos con ella, y no tuvo más remedio que marcharse durante un tiempo a Europa. Allí la industria del cine era algo más abierta y los sueldos mucho más altos. A su vuelta, llegó con una buena cantidad de dinero ahorrada que destinó a ayudar a su familia.
Marlene Dietrich, Anna may Wong, Leni Rienfesnstahl. Berlín, 1929.
Justo cuando Wong esperaba su papel más importante hasta la fecha: el papel de O-Lan en la adaptación cinematográfica de La buena Tierra, -la novela escrita por Pearl S. Buck, ganadora de un premio Pulitzer- la Metro-Goldwyn-Mayer eligió a la actriz alemana-estadounidense Luise Rainer en vez de a nuestra querida Wong, quien quedó muy decepcionada.
Louise Rainer caracterizada como una mujer asiática en «La buena tierra».
La inminente Segunda Guerra Mundial, en combinación con el incesante lavado de cara de Hollywood, hizo que la carrera cinematográfica de Wong perdiera fuerza. A pesar de eso, sintió la responsabilidad de usar esta plataforma para dar visibilidad a la comunidad asiático americana. Viajó a China para conocer las raíces de su familia a finales de los años 30, y para mostrarle a sus admiradores asiáticos más escépticos que a pesar de ser americana era una abanderada de la tradición y la cultura asiática allá donde iba. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó para agencias de ayuda chinas, e incluso luchó para revocar la Ley de Exclusión China en 1943.
Al final del día, ya sea en el escenario o fuera de él, una cosa era cierta: Anna May Wong gracias a su implicación y trabajo sirvió como musa e inspiración para otras actrices que le sucedieron.
Nunca se casó; quizás porque la ley no permitía a los asiáticos los matrimonios mixtos, aunque se la relacionó con el director Marshall Neilan.
En 1961, Anna May Wong murió a causa de un ataque al corazón, con apenas cincuenta y seis años.
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