Rebecca Horn: The body fan

Rebecca Horn nació en 1944, en Michelstadt. Es una artista de performances e Instalación artística. Le enseñó a dibujar su institutriz rumana y se obsesionó con el dibujo como forma de expresión porque no era tan limitadora como el lenguaje oral. Vivir en Alemania después de la Segunda Guerra Mundial afectó en gran medida al gusto que tomó por el dibujo. «No podíamos hablar alemán. Los alemanes eran odiados. Teníamos que aprender francés e inglés. Siempre estábamos viajando a otros lugares, hablando otro idioma. Pero tenía una institutriz rumana que me enseñó a dibujar. No tuve que dibujar en alemán o francés o inglés. Sólo podía dibujar».

RebeccaHorn

Horn pasó la mayor parte de su infancia en internados y a los diecinueve años de edad se rebeló contra el plan de sus padres de estudiar economía y decidió estudiar en la Academia de Bellas Artes de Hamburgo. Contrajo una enfermedad pulmonar que la mantuvo cerca de un año aislada en un hospital, a lo que se sumó la muerte de sus padres. A raíz de este episodio, comenzó a crear escultura y extrañas extensiones del cuerpo con madera y tela. «Comencé a producir mis primeras esculturas corporales. Podía coser tumbada en la cama». Su intención era sofocar «su soledad comunicándose a través de formas corporales».

Fan 1970 Rebecca Horn born 1944 Presented by Tate Patrons 2009 http://www.tate.org.uk/art/work/T12789

Boceto de su obra «The white body fan»

A finales de los años sesenta empezó a crear sus primeras performances y siguió usando extensiones corporales. En casi todas sus obras hay una sensibilidad cinestésica exacerbada. Todas las piezas que crea como extensiones del cuerpo, parecen luchar de alguna manera con lo imposible. Su obra se centra  en su obsesión con el cuerpo imperfecto y el equilibrio entre la figura y los objetos. Esta idea marcó su juventud y en cierta manera determinó toda su producción artística.

VI

«Mechanical  body fan«, 1973.

Esta performance me fascinó desde que vi una foto en Pinterest, y es el motivo por el que escribo este post. Creó unas grandes alas semicirculares en color blanco y en forma de abanico para prolongar la extensión del cuerpo. Esto le permitió aumentar el tamaño de su cuerpo y la posibilidad de tener una capacidad de alcance mayor. Al tiempo puede protegerse con ellas del exterior y sentir cómo todo su ser tiene más seguridad y confianza.

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El abanico de la prisión con plumas1978

Esta performance apareció en películas como “Der Eintänzer” (1978). Consiste en una escultura cinética donde el movimiento desempeña un papel relevante en la obra, mostrando un ritmo visual lento y suave al abrirse, y brusco y agresivo al cerrar las plumas, rompiendo de este modo la armonía previamente conseguida. Una vez más, Horn, se inspira en su obsesión por la curación y la protección, una visión oculta del cuerpo y como indica el título con la cárcel, con la cárcel que para ella fue el estar hospitalizada tanto tiempo. Muestra el cuerpo desnudo de la mujer protegido por un “capullo” de plumas, que le proporcionan la suavidad que en su momento le proporcionaron las sábanas de la cama en la que permaneció por sus problemas de salud. Unas plumas que cubren completamente su cuerpo y lo aísla de cuanto transcurre a su alrededor, salvo cuando pliega las plumas y ve a los demás por momentos, como cuando recibía visitas durante su enfermedad. ¿No os despierta una cierta ternura?  «El cuerpo humano es suave y tierno, por lo que puede ser herido con facilidad, y si esto es herido, nuestro interior (corazón, alma, mente) sufre junto a él. Con esta obra, Rebecca materializa la necesidad de protección que nuestra corporeidad nos transmite a gritos«.
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+ info Tate Modern

 

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