Muy very fan: Merle Oberon

Hoy en día,  el nombre de Merle Oberon probablemente te diga poco o casi nada, sin embargo, esta mujer fue un icono del cine en la década de los 30 y los 40, pero lo más interesante es que guardó durante toda su vida un secreto… Are you ready para conocerlo?

El mundo casi no conoció a la verdadera Merle Oberon. En Hollywood no era más que otra protagonista, la elección perfecta para directores de películas de gran presupuesto que se la rifaban como en La vida privada de Don Juan (1934) y El ángel oscuro (1935),  por la que recibió una nominación al Oscar. Dicen quienes la conocieron que su carisma era contagioso. Su cabello oscuro y sus ojos almendrados la diferenciaban del resto de actrices rubias y ojos azules típicas del cine del momento. El público se enamoró de ella, quedó fascinado pero no fue hasta después de su muerte cuando se reveló su verdadera identidad…

Oberon vendió al mundo que era «una chica blanca de clase alta que se mudó a la India desde Tasmania, después de que su distinguido padre muriera en un accidente de caza». Una historia que se cree que fue inventada por el primer marido de la actriz, el director Alexander Korda. Si por entonces la verdad hubiera salido a la luz, probablemente hubiera tenido menos oportunidades de triunfar en el cine. Era la historia que necesitaba y defendió a toda costa.

 «En el cine de esa época, una mujer de raza mixta no era aceptable. El pasado angloindio de Merle fue un obstáculo importante para que se convirtiera en una estrella. Luchó contra esos problemas de identidad a lo largo de toda su vida.

 Merle Oberon, al igual que otras muchas estrellas de la primera mitad del siglo XX, escondió o falseó deliberadamente su pasado. Estas cosas se hacían para evitar prejuicios racistas, se prefería envolver su belleza exótica en un halo de misterio que atrajera al gran público. Durante años se dijo que había nacido en Tasmania, aunque parece que Merle Oberon nació en 1911 fruto de una relación interracial entre un inglés y una joven hindú. Toda su infancia transcurrió en el subcontinente asiático hasta que en 1928 y a la edad de 17 años se trasladó con su familia a Inglaterra. En Londres consiguió trabajo como bailarina, adoptando como nombre artístico el de «Queenie Thompson». 

El caso es que en los ’30s consiguió abrirse paso en Hollywood, con la peli «La vida privada de Enrique VIII» tenía 17 años cuando obtuvo el papel de Ana Bolena. Después de un período en el Reino Unido decidió ir a Los Ángeles a probar suerte. Su carrera estaba despuntando y le esperaba un futuro de lo más prometedor pero la tragedia se cebó con ella. En el año 1937 Merle Oberon sufrió un accidente de coche que le dejó enormes cicatrices en la cara.

«Puede que el talento en Hollywood abra puertas, pero es la belleza la que las mantiene abiertas para la mayoría de las mujeres. Debía disimular en cuanto fuera posible las cicatrices».

El técnico en iluminación Lucien Ballard, diseñó un dispositivo que se pegaba al lado de la cámara, y que arrojaba luz directamente sobre el rostro de la persona enfocada, eliminando así la mayor parte de las sombras sobre el rostro… incluyendo las causadas por las cicatrices. El aparatico recibió el nombre de «Obie», que era también el sobrenombre de Merle Oberon. Por cierto, años después la Oberon se divorciaría del director Alexander Korda, y contraería matrimonio con Ballard… 

Pero no acabó ahí el asunto. Merle Oberon tenía una piel extraordinariamente delicada que en un par de ocasiones el maquillaje le jugó una broma pesada: reaccionó con las sulfamidas que Merle Oberon estaba consumiendo, y le dejó de nuevo nuevas marcas en la piel, que se añadieron a las que ya tenía, aún así esto no le impidió realizar varias campañas con marcas como Max Factor y Maybelline. 

«Sin seguridad es difícil para una mujer verse o sentirse bella».

 Fue «Cathy» en Cumbres borrascosas (1939) junto a Laurence Olivier y una noble francesa del siglo XVIII en Pimpinela Escarlata de 1934.

En 1983 una biografía sobre ella reveló la verdad de las raíces indias de Oberon, convirtiéndola en un talento completamente nuevo que había que celebrar en una industria con poca diversidad. Algunos dicen que el padre de Oberon era Arthur Terrence O’Brien Thompson, un caballero inglés que había trabajado en los ferrocarriles en la India. Su madre de Sri Lanka, Constance, la dio a luz a los 12 años. Oberon creció en la pobreza en Mumbai, y finalmente se mudó a Calcuta, donde estudió teatro y, finalmente, a Londres. La nominación al Oscar que recibió en 1935, la convirtió en una de las tres indias de la historia en ser nominada a este galardón, y la única mujer india hasta la actualidad en ser nominada para «mejor actriz» en un papel principal. 

 La historia de Oberon vale la pena recordarla, es otro ejemplo de una industria donde el éxito para las minorías es un arma de doble filo.

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¡Y que corra el aire! 

Comment (1)

  1. Ud. Comentan que si era india si era inglesa, yo podría decir que tenía rasgos españoles, aunque ella nunca lo quiso aceptar. Pues la historia era otra muy triste.

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